“Solamente como fenómeno estético están eternamente
justificados el mundo y la existencia.” Nietzsche
En primer lugar,
quiero agradecer la generosidad con que ha prestado su valiosa ayuda, mi amigo
Fernando, por su ilustración que tan bien ha sabido hacer realidad la idea de
la cabecera que deseaba para este blog.
La intención de
este blog es la de dar paso a comentar, opinar, estudiar, la imagen de la
presencia del tren en el cine, desde sus inicios e ir avanzando hasta nuestros
días. Y ya puestos, hablar también, si el caso lo requiere, de los carteles y
el material publicitario (en caso de tener posibilidades de obtenerlo), que se
han realizado para estos films.
Esa será su
principal función, pero habrá más, aprovecharé para hablar de cuánto tenga
relación con las artes, ya sea teatro, cine, pintura, arquitectura…
Dicho esto
empezamos!
Inicio de un gran viaje
El tren y el cine
El tren y el cine
El tren ha significado durante muchos años, el
símbolo del progreso, la unión entre pueblos, el viajar, soñar, evadirse,
escribir (como ahora mismo estoy haciendo). Del tren se han servido:
escritores, dramaturgos, fotógrafos, pintores, ilustradores, cineastas. El tren
es objeto de culto, para nostálgicos también. Con el tren nos llegan infinidad
de historias. Sí, el tren es portador de historias, de cuentos, de encuentros y
desencuentros, de batallas, de carreras, de acción, en definitiva de aventura,
que duda cabe, con él y en él, se mezclan amores, odios, luchas, superación,
conquista, espionaje…y de todo ello se ha hecho eco el cine. Existen
innumerables películas con el tren como vertebrador de todas esas historias.
Y mi intención es ir exponiendo algunas muestras de
las obras que nos tuvieron clavados en la butaca, en tantas entrañables salas
de cine, la mayor parte de ellas hoy en día ya desaparecidas, salas que partieron,
como el tren parte de una estación.
I
El primer tren apareció en la
primera película
Nace un nuevo arte, un nuevo espectáculo: el cine, y
el tren pasa a formar parte de los antecedentes cinematográficos.
El 28 de diciembre de 1895, los hermanos Lumiere,
presentan públicamente, en el Salón Indien del Gran Café, en el 14 Boulevard
des Capucines de París, su primer programa de películas.
A nosotros nos interesa el film presentado
posteriormente: “La llegada de un tren a la estación de Ciotat de Lyon”.
Aunque hoy en día pueda parecernos increíble, los
espectadores asistentes quedaron asombrados, más aun, impresionados, temiendo
incluso por su seguridad, al ver acercarse un tren, cuya locomotora parecía que
iba a saltar de la pantalla y echárseles encima. Su primer impulso fue al
parecer, según las crónicas, levantarse y salir corriendo. Pero lo cierto es
que nada grave sucedió. Todo quedó en un simple susto. Y la constatación de que
la fotografía podía ponerse en movimiento.
En la presentación que hace años hizo Román Gubern
en la Filmoteca, decía que “se había registrado con este film, el testimonio de
la civilización maquinista, con el vehículo más representativo del progreso
industrial del siglo”. Y este hallazgo, llevó a cuantos iniciaron sus primeros
pasos en el cine, que lo hicieran con el tren. Italo Pacchioni rodó “Arrivo del treno nella
stazione di milano”, al año siguiente, nuestro cineasta Fructuós Gelabert, en
1898 presentaba su “Llegada de un tren a la Estación de Ferrocarril del Norte
de Barcelona” y seguiría en 1911 con “De Gerona a Olot en ferrocarril”. Así
pues, los dos géneros de masas, como en realidad llegaron a ser: el transporte
y el cine, se unieron ya desde un principio.
Desde entonces, han habido muchos cambios, los
adelantos se han sucedido a gran velocidad, hasta llegar al cine que actualmente
conocemos. El tren, quizá ha tenido un avance muy diferente, en cuanto a imagen
se refiere, pero en nuestros días ha dado un gran salto tecnológico que permite
mayor seguridad, siendo a la vez más veloz y cómodo. ¿Qué vendrá después del
“tren bala”?
Entretanto, se nos permite disfrutar del cine, incluso
mientras viajamos. Lo que confirma que ambas industrias, de nuevo se han vuelto
a encontrar.
A todo esto, una pieza importante en esa recién
surgida industria del ocio, se impondría paralelamente: la industria de la imprenta.
Y con ella el cartel, fórmula de reclamo cada vez más considerada por los
empresarios, como la más directa y efectiva dentro del bullicio callejero. El
cartel impondría su presencia, se erigiría como principal motivo de atracción
visual. Y el cine que surgió con el florecimiento del cartel, se sirvió desde
un inicio de él. Dejando rápidamente de utilizar, el reclamo de los pregoneros
con óranos y demás artilugios musicales, situados en las entradas de los locales.
Estaba claro que el cartel tenía un radio de acción infinitamente superior.
Así pues, nos ocuparemos en este fenómeno tan ligado
al cine, uno de los principales promotores de la creación de mitos
cinematográficos, por eso hablaremos también, de los carteles.
“L’arrivée d’un
train en Gare de la Ciotat”
Cinématographe Lumière.
Cartel de: Abel Truchet (1895) 80x60 cm
Forma parte de colección del Musée de la Publicité de
Paris.
Fue un encargo para la
primera proyección en la Canebière de Marsella en 1895.
Véase la indumentaria de
las espectadoras. Pertenecen a la clase burguesa. Se trata de evitar la imagen
de espectáculo de feria, ya desde un inicio.
“Tous y mènent
leurs enfants!”
Cartel de: Adrien Barrère (1908) 120x160 cm
Cartel para promocionar el
cine, para la Pathé. Los espectadores son Alfonso XIII de España, Eduardo VII
de Inglaterra, Nicolás II zar de Rusia, el presidente Fallières y el káiser
Guillermo II. La estrategia está muy clara: demostrar que el cine no es un
espectáculo popular de feria. Por eso la inclusión de la realeza como
espectadores.
“Cinématographe Lumière”
Cartel de: Marcelline Auzolle
(1896) 120x160 cm
Este cartel, quizá el más
famoso de los carteles de cine de la época, está considerado como el primero en
su género. Muestra una visión optimista del nuevo invento, con unos
espectadores, militar y burguesía, divertidos con la situación cómica que están
viendo. Muestra claramente que no se trata de teatro, sino de cine, por medio
de la pantalla que exhibe una imagen en blanco y negro. Ha de quedar claro cuál
es el producto que está vendiendo. Por eso la presencia de proyectores y
pantallas en los primeros carteles, como queda demostrado en ese otro cartel de
un programa de Edison.
Todo el material
gráfico que se incluye en este blog el “Copyright“ pertenece a sus autores y su
colocación en él, es con el único propósito de ilústralo dignamente. No
obstante si molestase a alguno de sus propietarios, ruego me lo haga saber y
será retirado inmediatamente.
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