el tren en el cine

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viernes, 27 de junio de 2014

"TREN EN INVIERNO" de Monet

“Una cartelera a la baja”
           
            Ayer miércoles 21 de junio, apareció en La Vanguardia, en la sección Opinión, una editorial que llevaba por título “Una cartelera a la baja”. Dicho artículo, comparaba lo que se ofrecía al visitante, en los museos y en sus exposiciones temporales en Madrid y en Barcelona. Obviamente, si se sigue el tema sabremos que nuestra ciudad sale perdiendo. Como ejemplo, ponía la oferta estival de este año: En el Museo del Prado, acaba de estrenarse la muestra “El Greco y la pintura moderna”, en la que se compara al excelso pintor con la de los grandes maestros como Manet, Modigliani, Beckman, Pollock o Picasso. En el Museo Thyssen “Mitos del Pop” y también esta semana, el Reina Sofía inauguraba una muestra dedicada a uno de los grandes artistas europeos de esta corriente, el inglés Richard Hamilton.
Las tres propuestas tienen suficiente gancho, según el articulista, y a fe que lo tienen, como para atraer gran número de visitantes tanto locales como foráneos. Pero, ¿y Barcelona? La editorial empezaba enumerando el Museo Picasso que suele ser el más visitado de la ciudad, y decía: pues pasará el verano exhibiendo una pequeña colección de paisajes firmados por el pintor malagueño en su juventud barcelonesa, provenientes de su fondo.
A causa de la crisis, añado yo, está siendo la tónica de este museo, de presentar exposiciones de pequeño formato. Picasso siempre es interesante de revisitar, yo lo hago, pero la falta de recursos les hace hacer equilibrios y se resienten sus muestras. Una de sus últimas, fue la de autorretratos del pintor, que resultó de vergüenza ajena.
Pero sigamos con la editorial de La Vanguardia: en la Fundación Miró, una retrospectiva de Roni Horn. El Mnac exhibe una de Josep Tapiró y una selección de obras de su colección. Todo muy flojo. CaixaForum expone a Sorolla y el CCCB está con temas de dibujos animados. (El caso del CCCB es aparte, parece haberse diluido después de la destitución de Josep Ramoneda).
Todo tiene su interés, que duda cabe, explica la editorial del rotativo, pero en su conjunto no se pueden comparar con las de Madrid. Y no se duda del esfuerzo de los directores de las entidades barcelonesas, pero es evidente que no están a la altura de una ciudad como debería ser la nuestra y lo denuncian con toda claridad. Y yo añadiría que en este terreno, siempre ha pecado, no dudo en repetirlo, de provinciana.
Una ciudad es grande, no por sus dimensiones cuantitativas sino cualitativas. Quiero pues aprovechar esta editorial para aclarar que eso viene ocurriendo desde hace años. Es un tema al que me he referido muchas veces en conversaciones con mis amigos. Barcelona no tiene peso cultural, en lo referente a exposiciones temporales y colecciones museísticas. Una buena muestra de ello es el Macba.  Mi amigo F., siempre dice que todo empezó el día en que Jordi Pujol se negó acoger la exhibición de una retrospectiva de Andy Warhol. Sea como fuere, grandes exposiciones sobre el arte internacional, con mayúsculas, no aterrizan por estos lares y si lo llegasen a hacer, no estarían completas tal y como se exhiben en París o Londres, como ha llegado a suceder en otras ocasiones, con la excusa del alto coste de los seguros. Así que hay que armarse de paciencia o aprovechar las vacaciones para ir, si el bolsillo te lo permite, a gran ciudad para ver aquello que en Barcelona no se puede ni se podrá ver.
Rafael Rodríguez-Bella                                   26 junio 2014

viernes, 9 de mayo de 2014

“Solamente como fenómeno estético están eternamente justificados el mundo y la existencia.”  Nietzsche


                En primer lugar, quiero agradecer la generosidad con que ha prestado su valiosa ayuda, mi amigo Fernando, por su ilustración que tan bien ha sabido hacer realidad la idea de la cabecera que deseaba para este blog.
            La intención de este blog es la de dar paso a comentar, opinar, estudiar, la imagen de la presencia del tren en el cine, desde sus inicios e ir avanzando hasta nuestros días. Y ya puestos, hablar también, si el caso lo requiere, de los carteles y el material publicitario (en caso de tener posibilidades de obtenerlo), que se han realizado para estos films.
Esa será su principal función, pero habrá más, aprovecharé para hablar de cuánto tenga relación con las artes, ya sea teatro, cine, pintura, arquitectura…
Dicho esto empezamos!


Inicio de un gran viaje
El tren y el cine

              El tren ha significado durante muchos años, el símbolo del progreso, la unión entre pueblos, el viajar, soñar, evadirse, escribir (como ahora mismo estoy haciendo). Del tren se han servido: escritores, dramaturgos, fotógrafos, pintores, ilustradores, cineastas. El tren es objeto de culto, para nostálgicos también. Con el tren nos llegan infinidad de historias. Sí, el tren es portador de historias, de cuentos, de encuentros y desencuentros, de batallas, de carreras, de acción, en definitiva de aventura, que duda cabe, con él y en él, se mezclan amores, odios, luchas, superación, conquista, espionaje…y de todo ello se ha hecho eco el cine. Existen innumerables películas con el tren como vertebrador de todas esas historias.
           Y mi intención es ir exponiendo algunas muestras de las obras que nos tuvieron clavados en la butaca, en tantas entrañables salas de cine, la mayor parte de ellas hoy en día ya desaparecidas, salas que partieron, como el tren parte de una estación.

  
I
El primer tren apareció en la primera película

              Nace un nuevo arte, un nuevo espectáculo: el cine, y el tren pasa a formar parte de los antecedentes cinematográficos.
               El 28 de diciembre de 1895, los hermanos Lumiere, presentan públicamente, en el Salón Indien del Gran Café, en el 14 Boulevard des Capucines de París, su primer programa de películas.
               A nosotros nos interesa el film presentado posteriormente: “La llegada de un tren a la estación de Ciotat de Lyon”.
          Aunque hoy en día pueda parecernos increíble, los espectadores asistentes quedaron asombrados, más aun, impresionados, temiendo incluso por su seguridad, al ver acercarse un tren, cuya locomotora parecía que iba a saltar de la pantalla y echárseles encima. Su primer impulso fue al parecer, según las crónicas, levantarse y salir corriendo. Pero lo cierto es que nada grave sucedió. Todo quedó en un simple susto. Y la constatación de que la fotografía podía ponerse en movimiento.
               En la presentación que hace años hizo Román Gubern en la Filmoteca, decía que “se había registrado con este film, el testimonio de la civilización maquinista, con el vehículo más representativo del progreso industrial del siglo”. Y este hallazgo, llevó a cuantos iniciaron sus primeros pasos en el cine, que lo hicieran con el tren. Italo  Pacchioni rodó “Arrivo del treno nella stazione di milano”, al año siguiente, nuestro cineasta Fructuós Gelabert, en 1898 presentaba su “Llegada de un tren a la Estación de Ferrocarril del Norte de Barcelona” y seguiría en 1911 con “De Gerona a Olot en ferrocarril”. Así pues, los dos géneros de masas, como en realidad llegaron a ser: el transporte y el cine, se unieron ya desde un principio.
             Desde entonces, han habido muchos cambios, los adelantos se han sucedido a gran velocidad, hasta llegar al cine que actualmente conocemos. El tren, quizá ha tenido un avance muy diferente, en cuanto a imagen se refiere, pero en nuestros días ha dado un gran salto tecnológico que permite mayor seguridad, siendo a la vez más veloz y cómodo. ¿Qué vendrá después del “tren bala”?


               Entretanto, se nos permite disfrutar del cine, incluso mientras viajamos. Lo que confirma que ambas industrias, de nuevo se han vuelto a encontrar.
               A todo esto, una pieza importante en esa recién surgida industria del ocio, se impondría paralelamente: la industria de la imprenta. Y con ella el cartel, fórmula de reclamo cada vez más considerada por los empresarios, como la más directa y efectiva dentro del bullicio callejero. El cartel impondría su presencia, se erigiría como principal motivo de atracción visual. Y el cine que surgió con el florecimiento del cartel, se sirvió desde un inicio de él. Dejando rápidamente de utilizar, el reclamo de los pregoneros con óranos y demás artilugios musicales, situados en las entradas de los locales. Estaba claro que el cartel tenía un radio de acción infinitamente superior.
            Así pues, nos ocuparemos en este fenómeno tan ligado al cine, uno de los principales promotores de la creación de mitos cinematográficos, por eso hablaremos también, de los carteles.

“L’arrivée d’un train en Gare de la Ciotat” 
Cinématographe Lumière.
Cartel de: Abel Truchet (1895) 80x60 cm
Forma parte de colección del Musée de la Publicité de Paris.
               Fue un encargo para la primera proyección en la Canebière de Marsella en 1895.
            Véase la indumentaria de las espectadoras. Pertenecen a la clase burguesa. Se trata de evitar la imagen de espectáculo de feria, ya desde un inicio.
 “Tous y mènent leurs enfants!”
 Cartel de: Adrien Barrère (1908) 120x160 cm
             Cartel para promocionar el cine, para la Pathé. Los espectadores son Alfonso XIII de España, Eduardo VII de Inglaterra, Nicolás II zar de Rusia, el presidente Fallières y el káiser Guillermo II. La estrategia está muy clara: demostrar que el cine no es un espectáculo popular de feria. Por eso la inclusión de la realeza como espectadores.
  “Cinématographe Lumière”
Cartel de: Marcelline Auzolle (1896) 120x160 cm
           Este cartel, quizá el más famoso de los carteles de cine de la época, está considerado como el primero en su género. Muestra una visión optimista del nuevo invento, con unos espectadores, militar y burguesía, divertidos con la situación cómica que están viendo. Muestra claramente que no se trata de teatro, sino de cine, por medio de la pantalla que exhibe una imagen en blanco y negro. Ha de quedar claro cuál es el producto que está vendiendo. Por eso la presencia de proyectores y pantallas en los primeros carteles, como queda demostrado en ese otro cartel de un programa de Edison.

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